martes, 15 de diciembre de 2009

nena!

Quiere olvidarlo
y mírenla solo ve las fotos de los dos
su voz la volvió a derretir
había jurado restaurar su orgullo
y que hizo?
llamarlo…
dios! nena las cosas no funcionan así
es duro lo sé
sé lo que viviste
te hizo pensar en un amor verdadero
esos que veías en sueños
y si lo sé
confiaste mucho
es que este tipo te hizo conocer la luna
la felicidad
pero al parecer todo fue una pantalla
una pantalla tan real
que te lo creíste nena
ahora las cosas se han complicado
no lo conocen
y dicen que no te conviene
cuando no saben
que solo ayudan a
acelerar tu muerte
si tu muerte
mi niña
ya no puedo ayudarte
sé que no me escuchas
dime qué haces…
…mil horas después
solo puedo decirte
no te juzgare
solo te diré
que empeoraras
no quieres darte
cuenta que eso te daña
solo te usas
estas perdiendo de nuevo
tu sabes de qué te hablo
las lagrimas caen
mi muñeca
sabes que no puedo ayudarte
ahora está en ti
te necesito
si te mueres
ya no quedara nada
nada
es difícil lo sé
pero necesitas buscar ese algo que te salvara
y sabes que lo que haces no es correcto
actuar
no es la solución…
me preguntas que hacer
a mi
mi princesa del cuento infinito
no puedo responderte
paso por lo mismo
por eso te entiendo
si estoy viva
es porque pedazos de mi
son necesitados
y esa es mi misión
aunque me destruyan
mi nena
no sé qué decirte
vámonos de aquí…

miércoles, 17 de junio de 2009

Él la extraña


Durante esa noche una parte de ella vagaba en el espacio y la otra se encontraba en el mundo que ella misma se creo, y el cual ella solo conocía.
Su alma bailaba junto a la de él. Ellos se encontraran mientras el duerme. El despertará cansado beberá un poco de agua, regresara a su cama y deseara volver a dormir porque la extraña y sabe que solo así se encontrara con ella.
Todo lo que empezaron juntos podría haber resultado bien, si no hubiese sido por su exhibicionismo compulsivo. Si se hubiera comportado de una manera más discreta, hoy estarían cumpliendo su misión. Pero no podía controlarse se creía dueña de la verdad, capaz de sobrepasar todas las barreras utilizando solamente su poder de seducción. Ella vivía flirteando con el peligro. Dicen que las personas extravertidas son más infelices que las introvertidas y necesitan compensarlo demostrándose a sí mismas que están contentas, alegres, a bien con la vida; al menos en su caso este comentario es absolutamente correcto.
Ella inducia a la gente a una especie de intoxicación que puede llevar a entrar en contacto con lo mejor, pero también con lo peor de nosotros mismos. Ella lo descubrió esa noche donde falleció.
Quería vivir, bailar, ser feliz, viajar, reunir gente a su alrededor para demostrar lo sabia que era, quería exhibir sus dones, provocar a sus amigos, aprovecharse de todo lo que tenemos de más profano.
Ella jugaba con los sentimientos ajenos de manera aterradora, se sentía poderosa lejos de las masas anónimas.
Dar sin pedir nada a cambio era la verdadera razón de su vida. Ella buscaba el placer completo e ilimitado, justificando su existencia.
El mundo no estaba preparado para las transformaciones que ella quería provocar. Ella solo seguía lo que su corazón le dictaba. Ella sacó a la superficie el riquísimo mundo que todos llevamos en el alma, sin darse cuenta de que las masas anónimas todavía no estaban preparadas para aceptar sus poderes.
Nuestro tiempo en esta Tierra es sagrado, y debemos celebrar cada momento. El mundo físico y espiritual es lo mismo. Podemos divisar lo divino en cada mota de polvo, pero eso no nos impide limpiarlo con una esponja mojada. Lo divino no desaparece, sino que se transforma en la superficie limpia.
Ella era una sacerdotisa que comprendía todas las fuerzas de la naturaleza. Era alguien que, por el simple hecho de no tener mucho que perder ni que esperar de la vida, se arriesgó más que los demás, y acabo convirtiéndose en las fuerzas que creía dominar.

El habla de ella, la extraña y la necesita. Desea contarle lo que le está sucediendo. Quiere amarla de nuevo, volver a sentir su suave piel y sus cabellos castaños claros, oler su aroma, escuchar sus risas y mirar su sonrisa, sus claros ojos marrones para así inspirarse y volver a escribir mientras ella descansa en las suaves sabanas blancas.